*A casi dos meses de su apertura, el centro ubicado en la zona histórica de Los Fuertes ofrece talleres de distintas ramas artísticas para impulsar el rasgo creativo y el melodrama que corre por la sangre de las y los poblanos
Jaime López
Puebla, Pue.- Darle otro significado a los recuerdos de la infancia y ser un semillero trascendental para el arte poblano. Así podría resumirse la esencia de La Esperanza, espacio ubicado al oriente de la ciudad, en la zona histórica de Los Fuertes.
Asentado en un inmueble con más de tres décadas de existencia, el recinto es sede de talleres de teatro, música y otras disciplinas artísticas, es decir, una plataforma abierta y amplia para impulsar el rasgo creativo que todo ser humano tiene dentro.
¿Quién en su vida no ha hecho uso de capacidades histriónicas para encubrir una mentira, narrar una historia de amor, o bien, exponer los sinsabores de un día ordinario? Habrá quienes también han echado mano de la música para desahogar su energía o reflexionar sobre ciertas decisiones.
La Esperanza es ese sitio que permite identificar y hacer crecer la parte artística de cada ser humano, en este caso de las y los poblanos, a quienes les gusta tanto el melodrama.
Ubicado en la calle Loma Bonita número 1 de la colonia Arboledas de Guadalupe, es dueño de un ambiente acogedor, porque se trata de una casa familiar, cuyas recámaras han sido adaptadas para fungir como salones de clases. La cochera hace también las veces de un foro o miniauditorio en el que se respira independencia y resistencia.
Se suma una pequeña terraza que permite admirar los paisajes de esa zona de Puebla que posee una gran relevancia histórica a nivel nacional.
La directora del espacio, Susana López, ha declarado que La Esperanza fue la vivienda donde creció, en donde experimentó su niñez, la época en que su abuela paterna (llamada justamente como el inmueble) le inculcó valores universales como la disciplina, la limpieza y el orden.
Varias de esas características se pueden percibir desde el exterior, en la imponente pintura blanca que baña la fachada y que rodea el inmueble com molduras estilo colonial y acabados modernos.
Ya en el interior, una pulcritud milimétrica se asoma en cada rincón. La manera en que están colocadas las sillas para las y los estudiantes es una muestra de eso último.
En lo que anteriormente fue la sala de la casa, tiene lugar uno de los principales cursos del recinto, correspondiente al manejo de títeres. Maestro y aprendiz evidencian su amplia educación y saludan graciosamente a quienes los observan.
Esa rama de las artes escénicas, que implica darle vida a una figura inerte, es el terreno donde Susana López ha forjado la mayor parte de su prestigio, regalándoles risas y magia a decenas de infantes y familias.
Probablemente, el sentimiento y satisfacciones que le ha dejado el teatro de títeres conforman una de las principales razones que la llevaron a impulsar un nuevo centro cultural en la capital poblana, que históricamente ha sido catalogada de ser reacia a la formación artística.
El desafío es enorme, pero a casi dos meses de su apertura La Esperanza ya es un referente de ilusión y lucha en la historia moderna de la Angelópolis.